5 de febrero de 2011

Relato concurso (2)

Hola bloggers. ¿Qué tal? Espero que estéis teniendo un mejor fin de semana que el mio. Como tengo la reseña de Crescendo a medio terminar (intentaré tenerla para mañana, pero no prometo nada), os dejo con el segundo relato que me llego para el concurso Crescendo, esta vez lo mandó Mandarina del blog Libros con Alma. Espero que os guste :) 
Caen las gotas de lluvia en la ciudad, cada vez más mojada y fría. Los transeúntes ya se han refugiado en sus casas hace un rato, y sólo se ven algunos mendigos tirados recogiendo las mantas y refugiándose tras algún portal de la calle. Un gato maúlla y se refugia bajo las ruedas de un coche negro. La chica pelirroja de la esquina enciende de nuevo su último cigarro a la luz de la farola, pero se le apaga continuamente debido a la lluvia. Al final se da por vencida y se dirige al bar más próximo para tomarse alguna copa, quizá invitada por alguien para variar. Ya lleva tres copas encima y no cree que pueda aguantar mucho más sin caerse redonda, pero no sabe qué más puede hacer con esta lluvia constante que cada vez cae más fuerte.  En el parque, a unos doscientos metros de donde está la chica, un joven se sienta en un banco bajo las ramas de un árbol que le ofrece un poco de resguardo. El chico, de ojos azules y pelo negro como el carbón, observa el cielo. Esta vez tendrá que conformarse con algún turista perdido si quiere ganarse el pan para su hermana. Llevan casi dos días sin comer algo caliente y está harto de esta vida, pero sabe que no tiene otra oportunidad si quiere salir adelante. Una cartera más y tendrá el suficiente dinero para esta semana, quién sabe si para todo el mes. Su hermana no sabe que se dedica a robar, si lo supiera, se enfadaría mucho con él y caería más enferma de lo que está, por eso le ha dicho que ha conseguido un trabajito cerca por las noches. Pero es mentira. No le gusta mentir a su hermana, pero tiene que hacerlo si quieren comer. Hoy hay algo raro en el parque, algo que antes no estaba ahí. Sabe que suelen haber pájaros rondando cuando hace buen tiempo, pero hoy cae una lluvia que cala los huesos y esa pluma no debería estar ahí. Se conoce el parque de cabo a rabo y nunca había visto ese color tan negro, tan oscuro. Qué él sepa no hay cuervos por aquí y le parece algo extraño, pero quizá algún pájaro haya ido a resguardarse también bajo el árbol en el que él se encuentra, o le haya herido algún crío tirando piedras, costumbre habitual en este barrio donde hay poco entretenimiento por los alrededores. De repente, llega una limosina, que aparca frente al único hotel del pueblo. Del coche baja una chica, rubia como el sol, que sostiene un paraguas rojo. Sus ojos son de color miel, y por un instante, se detienen sobre el chico de pelo negro. Ambos se miran durante un breve momento, pero la chica termina por apartar los ojos y se dirige al hotel. El portero les abre las puertas, parecen ser gente importante por las ropas que llevan, pero es extraño en un barrio pobre como este. La chica cierra el paraguas rojo, lo deja plegado a un lado en la entrada, en un paragüero que hay para ese menester. Un hombre con gafas negras, que parece tener unos auriculares minúsculos en los oídos y lleva un traje carísimo, protege la espalda de la chica. Quizá sea una cantante que se esconda de la prensa, o una actriz conocida que no quiera ser fotografiada por los paparazzi. La chica sube al cuarto piso, donde tiene reservada su habitación individual, y el guardaespaldas espera en la puerta a que ella entre y se instale, vigilando atento. Una vez dentro, la chica se quita el abrigo y empieza a sacarse la ropa, dejándola tirada por el pasillo de la habitación y haciendo un camino con ella hasta llegar al lavabo. Una vez dentro, abre la ducha para dejar correr el agua caliente. Cuando se saca la camiseta blanca, unas alas se desplegan por su espalda. Son de color marfil, y brillan bajo la luz del baño. Es un ángel. Introduce los pies en la bañera y se prepara para sacarse todo el frío de encima. Ha sido un día duro persiguiendo al ángel negro de esta mañana, y está cansada. Una vez se ha dado la ducha, se envuelve en el albornoz y se deja caer en la cama descolgando el teléfono. Mañana tiene otro día duro de trabajo, necesita descansar.
¡Un besazo! :) 

3 comentarios:

  1. Increíble el relato. Me he quedado anonadada, con qué crudeza describe la situación del chico de pelo negro.

    Es brutal, y precioso al mismo tiempo

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  2. Me encanta como pasas de un personaje a otro sin ningún punto de vista en concreto ^^

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  3. Muy bueno el relato, me gustó y sorprendió el continuo cambio de persona.

    Besos!

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